sábado, 18 de febrero de 2017

El matemático que formuló el amor finito

Es rara la sensación de escuchar llover en un edificio antiguo , grande y solitario. Es como escuchar las gotas de lluvia filtrándose por todos sus recovecos , mientras el viento golpea los cristales.
El aula estaba solo iluminada por un poco de luz que entraba de la calle, aunque no era una luz muy alegre, ya se sabe de los días grises, son tristes. Es muy grande, parece un anfiteatro. Desde arriba la pizarra era diminuta, era raro que en una facultad de matemáticas encuentrases una pizarra tan limpia cuando el resto suelen estar repletas de números y fórmulas difíciles de entender, pero en esta solo aparecía una fórmula. 

Card(a)≤12

Llevaba escribiendo esa misma fórmula en esa misma aula durante 12 meses...
La primera vez fue un juego, había quedado con el matemático después de un tiempo sin vernos, hablamos:
Luis: Yo te quiero, me gustas, necesitaba decírtelo. 
Matemático: Si lo que quieres saber es si yo te quiero a tí, pues sí, pero no se si en la manera en que te imaginas o qué, pero no se si estoy preparado para más. 
Yo ahora necesito pasármelo bien y no tener preocupaciones de ese tipo por como estoy ahora y sé que contigo me lo paso bien pero no puedo decirte más.
No sé si tu estás cómodo en esta situación que es como en tierra de nadie. No quiero que tú te rompas, por eso creo que lo mejor es que formulemos un límite. 
Escribió la fórmula en la pizarra y dijo: 
Matemático: 12 serán los besos que nos demos hasta terminar con esto. Los puedes administrar como quieras.

Decidí alargarlos tanto como pude y allí estaba esperando el último beso frente a una fórmula finita que no entendía porque no tenía ganas de que aquello terminara, pero lo iba a hacer.

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