LUIS GONZÁLEZ CAMPO
La
Mezquita de Córdoba, Patrimonio de la Humanidad, ya no será pública a partir de
2016. El Obispado de Córdoba la puso a su nombre amparándose en dos artículos
de la Ley Hipotecaria del régimen franquista. Su coste (en el año 2006) fue de
30 euros, no obstante es posible revocar la titularidad en un plazo de diez
años. Quedan dos años para que la Iglesia
sea propietaria del templo, la
administración pública está aún en el plazo reclamar la titularidad.
El
alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, afirma que ve “imposible” que se
consiga la titularidad pública. Defiende que la iglesia ha mantenido, gestionado
y cuidado el patrimonio de todos los cordobeses durante siglos sin que nadie sin
retribución alguna. Además, piensa que se “está generando un debate totalmente artificial”
para “tapar” la mala gestión del ejecutivo andaluz. Demetrio Fernández (Obispo
de Córdoba) ha declinado hacer declaraciones sobre el tema en cuestión.
En
el otro lado, el ejecutivo andaluz, Europa Laica y la ciudadanía le piden al
Obispado con más de 72.000 firmas que devuelvan la Mezquita. Definen la situación
como anacrónica, pues el trámite de privatización se engloba en la medida del
gobierno de José María Aznar cuando cambió la ley hipotecaria en 1998 para
permitir a la Iglesia apropiarse de edificios de dominio público.
Es
bochornoso, no pagan el IBI, gozan de exenciones fiscales en todas las
iglesias, obtienen más de 1,3 millones de euros y aún así no se encargan de los
gastos de conservación. Se acabaron los regalos divinos, ahora toca que la
iglesia pague lo que debe. Podrán tener poder sobre nuestra vida espiritual,
pero nadie les ha dado ningún derecho para poseer el patrimonio que es de
todos. Pretenden borrar la huella de una cultura islámica y explicar que la
aparición del monumento fue por la gracia de Dios. Se acabó la fiesta, llegó
vuestra penitencia.
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